Esta interminable perpetuación del nacionalismo masculino ocurre no solo en el aula y el campo de entrenamiento militar, sino también en los espacios cotidianos. Caminando por las calles en cualquier ciudad siria, el aura de fuerza masculina y heroísmo está en todas partes; el color caqui es el color dominante, y los retratos de Hafez al-Assad están en exhibición prominente.
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